En los países y las comunidades de todo el mundo, la gente está haciendo cosas extraordinarias para lograr un mundo mejor para todos los niños. Estas son algunas de sus experiencias y historias.
Los jóvenes necesitan apoyo y educación de calidad para alcanzar su potencial como innovadores.
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Los niños y los jóvenes son innovadores naturales. También son muy conscientes y están profundamente preocupados por los retos que confrontan sus comunidades. Alimentar su creatividad y su pensamiento crítico es clave para ayudarles a desarrollar su potencial y poder hacer frente a estos problemas. Del mismo modo, ampliar el acceso a una educación de calidad les proporciona conocimientos y aptitudes concretas en disciplinas como la ciencia y la ingeniería, que están en demanda en este mundo impulsado por la tecnología. Es especialmente importante que los niños a quienes la sociedad ha mantenido en una situación de desventaja –por cuestiones como el género, la discapacidad, la condición de minoría étnica o la pobreza– tengan las mismas oportunidades de aprender y participar.
En todo el mundo, los innovadores están ensayando enfoques no convencionales a la educación, como el uso de juguetes sencillos para ilustrar los principios de la ciencia, o la creación de laboratorios de innovación para dar a los niños un espacio en el que investigar con los modelos y las máquinas. Tales iniciativas imparten conocimientos y aptitudes fundamentales, al tiempo que ofrecen a los niños la oportunidad de fomentar su confianza como pensadores, ejecutores y para solucionar problemas. Estas experiencias pueden cambiar la vida de los niños, y los niños, a su vez, tienen el potencial de cambiar el mundo.